The final of the Anglo -Spanish Eurocup in Berlin
Write Jimmy Burns Maranon
I was born in Madrid, the son of a Spanish mother and British father, educated in England, but bilingual was raised and continued to exchange between the two countries that I inherited. I am anglo -spanish my heart and soul, and my loyalty in connection with football is never determined by national prejudice but by my love for the game that is played optimally, with desires, beauty and politeness.
Of course, as an Anglo -Spanish soccer fan, I can’t expect a better international final. Spain has been proven to be the best of the tournament so far, winning all the games, with style and commitment, creativity with and without ball, and an assessment of goals without equivalent, including goals in the semifinals against France FC FC Barcelona Lamine Yamal, sixteen.
I was in Madrid on Tuesday, in a bar filled with Real Madrid fans, putting aside club prejudice and celebrating travel rights to international stars from Barça teenagers who were photography babies next to an adult Messi smiled, taken in 2008, becoming viral on social networks this week.
La noche siguiente vi a Inglaterra vencer a Holanda. Esta vez me refugié en la seguridad y comodidad de mi habitación de hotel en Madrid, antes de abrir mi balcón al canto de un grupo de turistas ingleses borrachos que entonaban ese himno a las esperanzas y sueños destrozados desde la última vez que Inglaterra ganó un importante torneo internacional de fútbol: el Mundial. Final de copa en Wembley, hace cincuenta y ocho años: "El regreso a casa, el regreso a casa, el fútbol vuelve a casa".
Inglaterra ha sido de lo que es capaz, después de tener un desempeño inferior en los primeros partidos de la Eurocopa 2024. Cerca del tiempo completo contra el equipo holandés el miércoles, un gol de la victoria de Ollie Watkins del Aston Villa reservó un lugar en el fútbol folclórico inglés, subrayando la resiliencia y la capacidad de Inglaterra para recuperarse de un desastre inminente.
Antes de eso, estuvo Jude Bellingham quien, después de no poder replicar su mejor forma, anotó un impresionante gol de chilena en el minuto 95, empatando en cuartos de final cuando Inglaterra estaba a solo unos segundos de la derrota, antes de vencer a Eslovaquia en la prórroga.
Que Bellingham esté con el equipo de Inglaterra y aún así deba su estrellato internacional a su éxito jugando para el Real Madrid, campeón español y europeo, personifica la fluidez cultural y la calidad que prevalecerán a pesar de cualquier instinto de intolerancia nacionalista el domingo.
Entre los compañeros del equipo inglés de Bellingham se encuentran Declan Rice y Bukayo Saha del Arsenal, y John Stones, Kyle Walker y Phil Foden del Manchester City, quienes a nivel de clubes juegan para posiblemente dos de los mejores entrenadores de la Premier League, Mikel Arteta del Arsenal y Pep del Manchester City. Guardiola, ambos españoles. Mientras tanto, España tiene a su portero suplente David Raya del Arsenal, y entre sus jugadores titulares a Rodri del Manchester City y a Marc Cucurella del Chelsea.
Tanto España como Inglaterra aprovechan la calidad de los jugadores que existe en sus respectivas ligas nacionales, las mejores de Europa, y una larga y orgullosa historia futbolística, con Inglaterra como fundadora del juego y los españoles reclamando su propia supremacía en un juego que descubrieron gracias a los ingleses pero que han desarrollado a su manera creativa.
Por supuesto, todo lo anterior no mitigará el hecho de que el apoyo a un equipo u otro el domingo se dividirá dentro y fuera de las fronteras nacionales, pero una simbiosis cultural será más que evidente, mostrando hasta qué punto la identidad nacional en el fútbol no es necesaria una de intolerancia alimentada por la historia, la mitología y la política.
Both British and Spanish must face the toxic racism in their football, as a result of attitudes in politics and society in general. Human empathy, is declared as a tribute to racial diversity and confidence in the ability of football to restore the belief of a country itself as a decent society with a sense of goodness, has become the heart of the British team formed by Gareth Southgate. . All except their first three election players came from the immigrant family, who had maintained their integrity despite being victims of racial harassment.
Conversely, the fact that the Spanish team shows, like the Spanish club, a lower racial mixture of racial, is a reflection of a community that is less multirproof than England. However, two Spanish star players, Lamine Yamal and Nico Williams, owed their identity to be born in Spain from immigrant parents in the region, Basque and Catalonia countries, with their own strong cultural feelings.
Su elevación al nivel de adoración de héroes entre los aficionados españoles de distintos clubes y prejuicios políticos durante el torneo es un recordatorio más de que el fútbol tiene la capacidad de construir puentes humanos.
Por mi parte, espero que el mejor equipo gane el domingo, incluso si sospecho que el resultado del partido definirá cuál de los dos países sentirá una mayor sensación de euforia nacional y de unión, algo que tanto Inglaterra como España necesitan casi por igual medida.
Anticipando el partido de este domingo, anglo-español, le pregunté a mi buen amigo y consejero espiritual, el padre Shaun Middleton, un galés, cómo debería discernir mis propios sentimientos como anglo-español. De regreso llegó su respuesta: “Regocíjate con los ganadores, empatiza con los perdedores y agradece la deportividad del juego”. Amen a eso.
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